El Eterno Viajero
A finales
de siglo, un anciano pescador y su esposa decidieron aceptar huéspedes en su
casa para ganar un dinero extra, quienes se convertían en visitantes de ese
hospedaje, no solo disfrutaban de una cómoda cama y un techo como resguardo,
sino también, disfrutaban de los manjares proporcionados por la anciana y se
entretenían con las increíbles historias de su marido, que era un gran contador
de anécdotas, de dudosa credibilidad como todas las contadas por los grandes
pescadores.
La casa era
grande, de arquitectura rustica, el gran numero de habitaciones daba cuenta de
lo abultada que había sido la familia para la cual fue construida, a tan solo
100 metros de la costa, un viejo muelle invitaba a navegar, a lo lejos un
antiguo faro parecía custodiar la morada, era habitual que el viejo se
ofreciera a dar un paseo en barco a los huéspedes mientras le señalaba lugares
al azar en donde según él, había sabido capturar peces de los mas diversos
tamaños y formas. Se dice que para descubrir a un mentiroso, basta con pedirle
que cuente la misma historia pero de atrás para adelante, si es mentira el
cerebro no puede procesar la información lo cual se convierte en una tarea
imposible, por eso a veces, al regresar del paseo, si alguien le preguntaba que
pez había pescado en un determinado lugar, lo mas probable era que cambiara de
especie o de tamaño.
Lo que si
era verdad, era el delicioso sabor de los pasteles de frambuesas recién
horneados de la esposa del pescador, el mejor desayuno que los visitantes
podían obtener, sin contar el ciervo a la cazadora que solía preparar en las
noches de inverno, un plato de eso junto a una copa de vino de arándano que
sabia a pura ambrosia, era como visitar los Campos Elíseos antes de dormir
Era una
tarde como cualquier otra, el sol empezaba a caer tras las montañas, el anciano
pescador le contaba una ultima historia a un par de huéspedes que se estaban
despidiendo, mientras cargaban sus posesiones sobre los hombros, la joven
pareja se deleitaba escuchando como una vez su servidor estuvo a punto de
capturar un pez vela, cuando la súbita apertura de la puerta de entrada
interrumpió su relato. Se trataba de un joven, algo desalineado, con el pelo
revuelto, pero era su vestimenta la que más llamaba la atención, sus pantalones
eran holgados, de colorido diseño, recordaba a la India antigua, sus pies
calzaban unas extrañas sandalias que podían proceder del centro de África, y
una camisa de claro corte ingles con los últimos botones desprendidos, dejaban
al descubierto parte de un tatuaje tribal de la tribu Maorí que adornaba el
pecho y parte del cuello, para completar su excepcional apariencia, un pañuelo
de estilo gitano intentaba contener la desordenada cabellera.
-Joven,
tendrá que esperar afuera mientras los huéspedes se despiden y abandonan la
casa- con tono molesto por su irrupción el anciano le ordeno al muchacho que
esperara afuera-.
-No se
preocupe por nosotros señor, que el joven espere aquí mientras nosotros
buscamos el dinero para el pago, y de paso puede escuchar el final de su
historia, seria una picardía que se pierda el relato- intento calmar las aguas
la mujer que hasta hace un momento había sido huésped del lugar-.
-Bueno que
se quede-sentencio el anciano mientras terminaba su historia-.
Mientras el
pescador retomaba el relato, el joven misterioso observo minuciosamente la
casa, el decorado, el antiguo piso de madera, los peces embalsamados colgados
en la pared como si fuesen trofeos y hasta pudo percibir el olor a agua de mar
impregnado en las paredes. Luego de escuchar la anécdota, en una muestra de
descara y molesto por el destrato del dueño de casa, el visitante rompió el
silencio.
-Muy buena
historia señor, en primer lugar quiero pedirle disculpas, no fue mi intención
interrumpir, en segundo lugar tengo una duda, si siempre estuvo cerca de pescar
esas grandes bestias que menciona, ¿Por qué en su pared solo hay peces de
pequeño tamaño?
La pregunta
no tenia nada de inocencia, por el contrario solo intentaba devolver la
“cortesía” por haberlo maltratado al momento de ingresar.
-¿Me estas
tratando de mentiroso en mi propia casa?-la provocación había surtido efecto,
no había nada que mas molestara al anciano que alguien lo trate de embustero y
mas frente a otras personas-.
-No señor,
en lo absoluto, solo que he tenido la suerte de recorrer gran parte del mundo y
aprendí muchas cosas en casa viaje…
-Ha si?
-pregunto incrédulamente el anciano- ¿y que aprendiste con tan corta edad y
tantos kilómetros recorridos? - el tono de la pregunta no podía disimular el sarcasmo-.
-Si bien la
pesca no es lo mío, entiendo que el pez vela habita aguas mas profundas y en el
océano pacifico, lejos de estos mares, también descubrí el arte culinario de
varias regiones, como el plato que estoy oliendo en este momento, es un Irish
Stew, ¿verdad? Estofado típico irlandés, quien lo este cocinando esta haciendo
un buen trabajo-el comentario sorprendió a todos, principalmente al casero,
solo el conocía el país natal de su esposa, Irlanda-no fue mi intención
ofenderlo señor, es más escucharlo me inspiro a proponerle un trato…
Ahora el
anciano pescador cambio su enfado por sorpresa.
-¿Qué clase
de trato?-pregunto curioso el anciano ante la mirada de los también
sorprendidos huéspedes que se estaban yendo-.
-Les voy a
contar una historia a todos los presentes, si a usted le parece lo
suficientemente buena y creíble, me dejara hospedarme sin ningún costo, al
menos dos noches para descansar y seguir mi viaje hacia el sur, caso contrario
no solo pagare mi estadía sino la de la pareja que se está por ir.
-¡vaya
jovencito! eso me sorprendió, acepto, veamos que tienes para contarnos-exclamo
con tono socarrón el viejo-.
-Esta
historia transcurre hace muchos años, en la era en donde los Dioses se
entremezclaban con las personas, las fantasías no tenían limite y lo
inimaginable podía suceder. Un niño huérfano vagaba por el bosque, cuando
escucho el ruido de una fragorosa pelea detrás de los árboles, al llegar al
lugar, vio como un oso terminaba con la vida de una loba y sus cachorros, de todos
menos de el mas pequeño, que por su tamaño había podido esconderse dentro del
hueco de un árbol caído, inmediatamente el niño empatizo con esa desprotegida
criatura, y contra todo pronóstico, haciéndose uso de piedras y palos se
enfrento a la gran bestia poniendo a la misma en huida, ese acto de valentía
podrían haberle costado la vida, fue el inicio de la hermosa e incondicional
amistad entre el lobo y el niño.
A medida
que paso el tiempo, el lobo creció de una forma fuera de lo común, y su pelaje
paso de ser pardo a gris, estaba claro lo que sucedía, no era un lobo puro era
la cruza entre una loba y un gran perro de caza, lo que le daba al cachorro ese
gran tamaño y llamativo pelaje. había pasado poco mas de una década, y
penosamente el joven notaba que su fiel compañero sufría las consecuencias del
paso del tiempo, “¿Por qué los perros deben vivir tan poco?”, se preguntaba
diariamente, luego de pasar varias noches de insomnio, angustiado por lo
inevitable, tomo una arriesgada y drástica decisión.
Busco una
serpiente venenosa, del mismo tipo que le había quitado la vida a Cleopatra
recientemente, y poco antes que cayera la noche, se dejo morder por ella, no
tardo mucho el veneno en hacer efecto, la visión se le nublaba, su cuerpo
perdía fuerzas de a poco y el frio se apoderaba de su cuerpo, el joven resistió
sin perder la conciencia todo lo que humanamente le fue posible, hasta que ELLA
se hizo presente, una bella dama vestida de túnicas negras y piel blanca se
hizo presente, era ni mas ni menos que la Muerte.
-Señora de
la oscuridad, reina del abismo, se que me ha llegado el momento, pero quiero
pedirle un favor…mi amigo, mi perro-lobo, el ya esta viejo, no puede cuidarse
solo, si me muero ahora. ¿Quién cuidara de el?, quedara librado a la siempre
cruel fortuna, es lo mismo que condenarlo a muerte, pero no es su momento, es
el mío, por eso quiero pedirle que me deje vivir sano y fuerte para cuidarlo
hasta que le llegue su hora, una vez que de su último suspiro podrá llevarme,
se lo he pedido a los dioses pero ninguno es tan misericordioso y sabio como
usted, por favor se lo suplico.
La Muerte
observo al compañero del joven, comprobando que por su avanzada edad le sería
muy difícil cuidarse solo, también pudo notar que no eran muchos los años de
vida que le quedaban, además de eso por primera vez en su existencia había sido
halagada incluso ponderada por encima de los siempre adorados dioses, una
astuta decisión del muchacho, por lo que decidió concederle su deseo.
-Está bien
mortal, mantendrás tu fuerza y juventud para cuidar a tu perro hasta que le
llegue su hora, una vez que eso pase vendré por ti.
Una vez
cerrado el trato, el veneno desapareció del cuerpo del joven junto con la
oscuridad de la noche, y ese mismo día, el y su compañero emprendieron un viaje,
en búsqueda de un objeto tan misterioso como siniestro, un libro llamado
Maleficus Totalis, dicho manuscrito contenía los más peligrosos conjuros jamás
pronunciados, luego de varias cientos de leguas y peligros recorridos, lograron
hallar el Maleficus, ciego en su ambición el joven leyó una y otra vez cada una
de sus páginas, hasta encontrar lo que tanto ansiaba, un conjuro para pactar
con el mismo Lucifer.
Entre
relámpagos, sangre de cabra e inscripciones en latín, se hizo presente el rey
del averno, ante los gruñidos del perro lobo intentando proteger a su compañero
y la mirada incrédula de él.
-Me has
invocado, dime lo que quieres y te lo concederé a cambio de tu alma-ordeno la
bestia infernal-.
-Señor de
las tinieblas, quiero que mi fuel compañero sea joven y eterno, inmune a
cualquier clase de enfermedad, quiero que sea inmortal.
-
¿Cambiaras tu alma por la vida eterna de este insignificante ser?, nunca le
otorga la vida eterna a nadie, pero en tu caso, como lo pides para otro ser,
hare caso de tu pedido desinteresado.
-Si, eso es
lo que quiero-respondió con seguridad-.
-Eso es muy
fácil de conceder, y así será, tu animal será joven eternamente, a cambio de tu
alma, cuando tu mueras tu alma me pertenecerá eternamente.
El trato
con Satanás estaba pactado, el perro-lobo automáticamente rejuveneció, su
pelaje volvió a brillar de un color gris perlado, y como prueba eterna de su
pacto, los ojos del animal llevarían por siempre el fulgor del mismo infierno,
un rojo profundo e incandescente habían copado los iris del animal. Lo que el
siempre astuto demonio no sabia, era que el joven había hecho previamente un
pacto con la muerte, el cual decía que moriría justo después que su perro, por
lo que ahora los dos serian jóvenes e inmortales eternamente, y esa es la
historia del perro lobo y su leal compañero, un viajero que logro engañar nada
más y nada menos que a la parca y Lucifer para él y su amigo vivieran juntos
por siempre
La historia
finalmente había terminado ante la atenta mirada de el viejo pescador y ex –
huéspedes.
-Interesante
historia-dijo el anciano- pero yo me dedico a contar anécdotas reales, no
cuentos de hadas, y eso era lo que esperaba, me temo que tendrá que pagar por
las noches que quiera quedarse.
-Ya
veo-respondió con una sonrisa el muchacho-, mi historia no fue lo
suficientemente creíble, esta bien me vere obligado a pagar.
Al tiempo
que dijo eso, llevo su dedo índice y pulgar a la boca para emitir un agudo
silbido que serviría como llamador, tras el cual, por la puerta que había
quedado entreabierta, entro un gran perro con rasgos de lobo, de pelaje gris
perlado, con ojos tan rojos como el fuego, capaces de alumbrar cada rincón de
la casa-hotel con solo una mirada, en su cuello un collar de cuero, del que
colgaba un saco de piel de oveja, en el cual el muchacho guardaba el dinero,
metió la mano en el pequeño saco mientras que con la otra mano acariciaba
tiernamente la cabeza de su compañero, extrajo una moneda de oro, de marcada
antigüedad en la cual a pesar de su desgaste podía dilucidarse un sello del
imperio romano.
Tanto la
pareja que se estaba despidiendo como el dueño del lugar, no podían salir de su
asombro, dentro de ese asombro, el anciano observo la antiquísima moneda, la
llevo a su boca mordiéndola para comprobar su veracidad, como solía hacerse con
el oro, y una vez comprobada la pureza de esta, con manos y voz temblorosa
procedió a devolvérsela junto con la llave de una habitación mientras le decía:
-Señor,
aquí esta su moneda y su llave, quedese el tiempo que quiera, la casa invita…y
por cierto, el estofado se sirve a las 21:00hs
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